Las relaciones intergeneracionales forman parte de la esencia del desarrollo humano.Estas se ven influenciadas y envueltas en dinámicas culturales que mantienen comportamientos sociales y creencias con las que crecemos que afectan a nuestro ciclo vital.
Nuestra infancia estará marcada por el momento en el que nacemos y los valores y principios que hayan adquirido nuestras personas de referencia durante su vida. A lo largo de nuestra vida, todas las personas nos vemos influenciadas al compartir experiencias con nuestros familiares, otros mayores, la asistencia a instituciones educativas y eventos sociales, que tendrán un impacto psicológico en nosotros.
El contexto influye en la perspectiva que tenemos de la vida. Las motivaciones, ideas, percepciones y el estilo elegido cambian entre un grupo u otro dependiendo de los años en los que hayamos nacido. Y, el encuentro con otras generaciones genera una transformación en nuestra existencia.
La psicología de las relaciones pone de manifiesto que dependiendo de dónde crezcamos, si el medio social es más o menos complejo, puede tener un impacto positivo o patologizante. No obstante, para unir generaciones con respecto a la salud mental es importante adaptar las prácticas de intervención psicológica teniendo en cuenta la diversidad de cada generación. Lo que implica crear ambientes individualizados considerando y contemplando las necesidades de cada grupo además de favorecer la inclusión para lograr un equilibrio emocional.
El apoyo intergeneracional conlleva la colaboración y ayuda de todas las generaciones entre sí, mayores enseñando a adultos y niños, adultos y mayores aprendiendo de niños o niños y mayores aprendiendo de adultos. Aun así, la integración intergeneracional va más allá de la colaboración, el aprendizaje y el intercambio entre mayores y jóvenes. Es necesaria la valoración y el reconocimiento de las contribuciones únicas que ofrece cada generación. Pero, para lograrlo, la comunicación es vital.
El mundo en el que vivimos cada vez está más fragmentado y muchas veces solo prestar atención a las diferencias nubla nuestra capacidad para ver las semejanzas y las posibles conexiones con otras generaciones. Poder entendernos mejor lleva implícito nuestro empeño y esfuerzo personal, pero también el trabajo de instituciones que puedan organizar talleres y eventos en los que se permita
divulgar conocimiento y desmitificar estigmas que impiden llegar a puntos de entendimiento.
Actualmente se reconocen cinco generaciones distintas: Baby Boomers (1946-1964), generación X (1965-1979), generación Y o millennials (1980-1994), generación Z (1995-2009) y generación Alpha (nacidos después de 2010).
Cada generación tiene un valor fundamental que puede enriquecer las experiencias de los demás cuando prima el bienestar y la transformación constructiva entre las personas.
Reconocer la contribución de cada grupo y fomentar las relaciones intergeneracionales nos favorece y fomenta una buena salud mental basada en el apoyo, la comprensión y el
crecimiento personal.