Existen diferentes tipos de duelo, y como psicóloga de duelo, aquí te presento los mas comunes que me he podido encontrar:
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Duelo anticipado
El duelo anticipado es un tipo de duelo que ocurre antes de que la pérdida real se produzca. Se experimenta cuando una persona tiene conocimiento de que va a ocurrir una pérdida significativa en el futuro cercano, como la muerte de un ser querido debido a una enfermedad terminal.
Algunas características del duelo anticipado incluyen:
– Conciencia de la pérdida: la persona es consciente de que la pérdida va a ocurrir. Puede estar informada sobre el pronóstico médico o sobre la progresión de una enfermedad grave.
– Preocupación y anticipación: la persona puede experimentar una mezcla de emociones, como tristeza, ansiedad, miedo y anticipación ante la pérdida. Puede pasar tiempo reflexionando sobre la vida y la muerte, y sentirse emocionalmente preparado o desesperado frente al desenlace.
– Proceso de desapego: a medida que la pérdida se acerca, la persona puede comenzar a enfrentar el proceso de desapego emocional, lo que implica ir soltando y preparándose gradualmente para la separación. Esto puede implicar expresar amor, resolver asuntos pendientes y pasar tiempo de calidad con el ser querido.
– Experiencia de emociones anticipatorias: la persona puede experimentar una variedad de emociones que se anticipan al acontecimiento, como tristeza, ira, culpa y miedo. Estas emociones pueden fluctuar y pueden surgir sentimientos contradictorios, como el alivio ante el fin del sufrimiento del ser querido, pero también tristeza por la pérdida de este.
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Duelo patológico
El duelo patológico, también conoció como cuelo complicado o prolongado, se refiere a un tipo de respuesta al duelo que se caracteriza por la persistencia intensa y prolongada de síntomas y dificultades en el proceso de adaptación a la pérdida. A diferencia del duelo normal, que implica una reacción natural y saludable ante la pérdida, el duelo patológico se considera una condición clínica que puede requerir atención y tratamiento especializado.
Algunas características del duelo patológico incluyen:
– Duración prolongada: este tipo de duelo se extiende más allá de lo que se considera un periodo normal de adaptación. Puede persistir durante meses o incluso años, sin una mejora significativa.
– Intensidad extrema de emociones: Las emociones asociadas al duelo patológico son intensas y pueden incluir una tristeza profunda, ira, culpa y ansiedad significativas.
– Dificultad para aceptar la pérdida: A diferencia del proceso de aceptación gradual que ocurre normalmente, en el duelo patológico, la persona puede tener dificultades para aceptar la realidad de la pérdida, experimentando una sensación de negación llegando así a encontrarse en una fase de estancamiento dentro del proceso del duelo.
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Duelo sin resolver
El duelo sin resolver se refiere a un estado en el cual la persona no ha logrado completar el proceso de duelo y sigue experimentando dificultades significativas para adaptarse a la pérdida. Implica una persistencia de emociones intensas y dificultades para avanzar hacia la aceptación y la recuperación.
Algunas características del duelo sin resolver incluyen:
– Evitación o negación de la realidad de la pérdida: La persona puede evitar enfrentar la realidad de la pérdida, negando su impacto o tratando de suprimir las emociones asociadas. A consecuencia de ello, la dificultad para adaptarse a la nueva realidad y la duración del duelo es mucho mayor.
– Culpa o remordimiento persistentes: La persona puede experimentar una culpa excesiva o un remordimiento constante con relación a la pérdida. Puede sentirse responsable de lo sucedido y encontrarse con dificultades para perdonarse a sí mismo.
– Dificultades para retomar la vida cotidiana: El duelo sin resolver puede dificultar la capacidad de la persona para retomar sus actividades diarias y comprometer su funcionamiento en diferentes áreas de su vida, como el trabajo, las relaciones personales y el bienestar tanto físico como mental.
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Duelo ausente:
El duelo ausente se refiere a la experiencia en la cual la persona no muestra ningún síntoma ni signo normales del duelo después de una pérdida significativa. En lugar de experimentar emociones intensas y manifestarlas de manera visible, la persona puede parecer distante, aparentemente sin reacción o indiferente ante la pérdida.
Algunas características del duelo ausente incluyen:
– Emociones reprimidas: La persona reprime o suprime sus sentimientos de tristeza, ira o dolor asociados con la pérdida. Puede haber una falta de expresión emocional o una incapacidad para conectarse con las emociones relacionas con la pérdida.
– Evitación de la confrontación con la pérdida: La persona puede evitar activamente cualquier situación, pensamiento o conversación que esté relacionada con la pérdida. Puede distraerse o buscar ocupaciones y actividades para evitar enfrentar el dolor y la realidad de la situación.
– Dificultades para procesar la pérdida: La persona puede tener dificultades para procesar y asimilar la realidad de la pérdida. Puede haber una desconexión emocional o una negación subconsciente de la pérdida, dificultando el proceso de duelo y adaptación a la nueva situación.
– Apariencia de indiferencia: La persona puede parecer indiferente o insensible ante la pérdida, lo que puede generar confusión o malentendidos por parte de los demás. Puede haber una falta de expresión de afecto o una desconexión emocional que puede dificultar la comprensión y el apoyo por parte de los seres queridos.
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Duelo retardado:
El duelo retardado se refiere a una respuesta de duelo que se retrasa o se pospone, es decir, la persona no experimenta una reacción inmediata tras la pérdida, sino que la respuesta emocional se presenta en un momento posterior, a menudo mucho tiempo después del evento de la pérdida. Puede haber un retraso significativo entre la pérdida y la aparición de los síntomas del duelo.
Algunas características del duelo retardado pueden incluir:
– Ausencia inicial de reacción emocional: Después de la pérdida, la persona puede parecer distante, desconectada o emocionalmente neutral. Puede no mostrar señales de duelo o manifestar una respuesta emocional limitada.
– Desencadenante posterior: El duelo retardado puede ser desencadenado por un evento o situación que activa las emociones reprimidas. Puede ser un evento relacionado o no relacionado con la pérdida inicial, pero provoca la liberación de emociones acumuladas que no se habían procesado adecuadamente anteriormente.
– Intensidad emocional: Cuando el duelo retardado se manifiesta, puede ser acompañado por una intensidad emocional significativa. Las emociones pueden ser difíciles de manejar debido a la acumulación de emociones reprimidas a lo largo del tiempo.
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Duelo inhibido
El duelo inhibido, se refiere a una respuesta de duelo en la cual la persona experimenta emociones intensas y dolorosas asociadas a la pérdida, pero suprime o restringe su expresión y evita abiertamente manifestar o procesar esas emociones. En lugar de llorar, expresar tristeza o buscar apoyo emocional, la persona puede intentar mantener un control rígido sobre sus sentimientos y mantener una apariencia de normalidad.
Algunas características del duelo inhibido incluyen:
– Autonegación de las necesidades de duelo: La persona puede negar o minimizar sus propias necesidades de duelo y evitar buscar apoyo emocional. Puede sentir que no tiene derecho a mostrar su dolor o creer erróneamente que expresar emociones es una señal de debilidad.
– Aislamiento emocional: La persona puede alejarse de los demás y evitar compartir sus sentimientos o experiencias relacionadas con la pérdida. Puede ser reticente a hablar del fallecido o evitar situaciones que puedan desencadenar emociones relacionadas con la pérdida.
– Funcionamiento aparentemente normal: A pesar de experimentar un color intenso, la persona puede continuar con su rutina diaria y cumplir con las responsabilidades cotidianas. Puede parecer que está bien y que no se ve afectada por la pérdida, lo que puede dificultar que los demás perciban su necesidad de apoyo.
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Duelo distorsionado
El duelo distorsionado, hace referencia a la presencia de un dolor muy fuerte respecto a la pérdida que la persona ha podido sufrir. En esta ocasión, la persona puede estar atravesando dos duelos, uno ocurrido en el pasado y otro reciente. Por ello, el duelo se confunde con el anterior y genera una reacción que resulta mucho más dolorosa.
Algunas posibles características del duelo distorsionado podrían incluir:
– Pensamientos irracionales: La persona puede tener pensamientos distorsionados en relación con la pérdida, como culpabilidad excesiva, autoacusación o creencias negativas sobre sí misma. Estas distorsiones pueden dificultar la aceptación y adaptación a la pérdida.
– Exageración o minimización de la pérdida: La persona puede tener dificultades para evaluar adecuadamente el impacto y la magnitud de la pérdida. Puede minimizar o exagerar el significado de la pérdida, lo que puede afectar la forma de procesar y experimentar el duelo.
– Dificultades para ajustarse a la realidad: El duelo distorsionado puede implicar una dificultad persistente para aceptar la realidad de la pérdida. La persona puede aferrarse a falsas esperanzas o negar la realidad, lo que dificulta el proceso.
– Dificultades en el funcionamiento diario: El duelo distorsionado puede afectar negativamente diferentes áreas de la vida de la persona, como el trabajo, las relaciones o su propia salud. Puede haber un impacto significativo en el funcionamiento diario y calidad de vida.
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Duelo desautorizado:
El duelo desautorizado hace referencia al tipo de duelo que se caracteriza por ser una experiencia de duelo no reconocida, validada o apoyada por otras personas del entorno de la persona que atraviesa la pérdida. Se trata de un tipo de duelo que no es aceptado por las personas cercanas o la sociedad en general.
Algunas características de duelo desautorizado incluyen:
– Falta de apoyo emocional: La persona que está en duelo puede no recibir el apoyo emocional necesario de su entorno cercano, como familiares, amigos o compañeros de trabajo. Esto puede hacer que la persona se sienta aislada, incomprendida y sin un espacio seguro para expresar sus emociones.
– Minimización de la pérdida: Las personas que rodean a la persona en duelo pueden minimizar o restar importancia a la pérdida experimentada. Pueden no reconocer la gravedad de la situación o no comprender el impacto emocional que tiene en la persona.
– Expectativas poco realistas de recuperación: Puede haber presiones externas para que la persona se recupere rápidamente de la pérdida y continúe con su vida normal. Esto puede hacer que la persona se sienta presionada para superarlo sin haber tenido la oportunidad de procesar adecuadamente su dolor y ajustarse a la nueva realidad.
Conóceme: Esther González Santos